Del Ferry Building de San Francisco a la Estación del Pacífico en Chepe
¡San Francisco! La ciudad roller coaster, esas calles que suben y bajan como si fueran olas en concreto, esas casitas victorianas que dan ganas de vivir en todas y cada una de ellas, las tres señoritas pintadas que se exponen al paso de los turistas. La autenticidad de cada barrio y las diferencias enormes que pueden convivir juntas.
Y la comida, ay ¡qué delicia! No sé si fue suerte o es de los lugares del mundo donde mejor se come. Les contaré de cinco lugares donde viví una experiencia increíble para mi paladar.
El primer restaurante fue Tacolicious, en Chestnut St., me enamoró, un concepto de comida mexicana en un bar. Impresionante ver esos fuegos cesantes maravillandonos con exquisitos y auténticos tacos mexicanos. En medio de decoración con vírgenes, los Jesús de la Misericordia, calaveras y catrinas… ¡Llamativo!
Luego fui a conocer The Castro’s. Fascinante propuesta estética, esos cafecitos con tanto arte. Me decidí por comer en The Oyster’s bar. Wow, quería tomarle una foto a cada bocado. Mi escogencia fue un open face sandwich de cangrejo gratinado con queso y una ensaladita. Obviamente acompañado con un vinito blanco. ¡Delicioso!
Un día fui al Jewish Contemporary Museum, cuando salí moría de hambre, después de batallar con mi indecisión sobre qué quería en el Financial Street, entré a un restaurante Italiano. En Delarosa pude degustar unas vieiras en salsa de cítricos y puerro. ¡Cómo disfruté ese plato, mientras admiraba su linda cocina, práctica y ordenada. Al lado; sus mesas largas que unen a los comensales y dan pie a nuevos encuentros!
Intenté ir a comer al famoso restaurante Nopa. Pero no lo logré, así que fui con su actual souschef a comer a su restaurante hermano: Nopalito. De nuevo, sabrosa comida mexicana y con una presentación suculenta, en un ambiente especial y cálido. Dónde lo único que pude pensar es en cuándo volver. Y mientras esperábamos la comida, unos garbanzos tostados nos acompañaron en la experiencia.
Y por último quisiera hablarles del Ferry Building Market. ¡Qué gusto tienen! Un mercado con restaurantes informales y variados. Cabe resltar la importancia y variedad de los productos: aceites de oliva, quesos, compotas, encurtidos, pastelería, en su mayoría todo producido en California. Un espectáculo de sabores y decoraciones. Una excelente propuesta de parte de los productores locales para hacer negocio y una experiencia culinaria indescriptible para el turismo.
¿Qué les parecería un Ferry Building Market en la estación de trenes del Atlántico o del Pacífico? ¡Yo me apunto!